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Verborragia

22.10.09
¿Cuántas veces hemos escuchado -y hasta nos hemos percatado- lo mucho que tenemos que decir y lo poco que ellos nos contestan? Y no es algo que sea cuestión de sexismo ni estereotipos. Está demostrado que las mujeres usamos un aproximado de 20 mil palabras al día, opacando las apenas 7 mil que ellos dicen. Esto fue calculado (si no me equivoco) usando grabaciones de conversaciones de personas en la calle. Claro está, muchas veces nosotras nos expresamos de forma monosilábica si algo nos sucede o estamos molestas "aja, sí, no, ok, ya, mmm, sip, oh", o en onomatopeyas y exageración de la palabra si estamos en medio del raje/chisme/comentarios de forma crítica constructiva "nooooooooo, aaaalaaaaaa, aaaajjjjjj, woooooow, oooooohhhhhh, ¿de verdaaaaaaaad?, aaaarrrrggggghhhhh". Yo muchas veces me considero de esas personas que habla mucho pero dice poco. Es que, como ya saben, cuando digo una cosa digo otra y hay cosas que ni que. Realmente, todo es culpa de la verborragia -que muchas veces es por el SPM- y aun así, siempre termino pensando que hay muchas más cosas que quería decir pero no dije.

¿Por qué siempre que las mujeres se juntan pueden pasar horas de horas hablando? Bueno, es que siempre hay algo que contar. Para nosotras es más fácil sacar temas de cualquier lado y generar conversaciones sobre eso. El nuevo corte de pelo de la secretaria (que por cierto debería aprender que lo barato sale caro), el olor a perfume vencido (osea rancio) de la compañera de trabajo, aquel instructor de gimnasio que te gustaría ver sin polo (y por el cual vas religiosamente al gimnasio todos los días), la falta de interés del novio en los problemas de ella, la falta de sexo, o el "solo piensa en sexo". Para una mujer es más fácil, y es parte de su naturaleza, hablar de sus emociones y sentimientos. Y él no se va a encontrar interesado en eso dado que, es hombre. Y no, no estoy juzgándolos para nada. Es que son hombres, y por ende, no pueden escuchar. ¿Por qué? Porque tienen testosterona, y esta hormona (que en hombres es producida en los testículos), genera una dismunución de las dimensiones de esa parte del cerebro encargada de escuchar. Es por ello que una les habla y habla y habla y él queda sordo ante todos estos argumentos, o sino, se encierra en su propio mundo pensando en lo que quieren comer, en el trasero de aquella chica que vieron en la calle, o, como Homero Simpson, en un mono tocando platillos.



Ahora, parte de nuestra verborragia genera que empezamos a hablar y preguntar y cuestionar todo en todo momento del día. "¿Qué te pasa?, ¿Estás bien?, ¿Qué piensas?, ¿Me quieres?, ¿Me vas a extrañar?, ¿Por qué ya no me llamas?, ¿Por qué ya no me sacas como antes?, ¿Todavía me quieres?". Y si él solo mueve la cabeza o responde de forma monosilábica entonces se desencadena una tercera guerra mundial. "Lo sabía, ya no me quieres como antes. Ya no te intereso. Seguro hay alguien más. Te ahorro tu tiempo, te dejo solo, terminamos. No, no. Era mentira. Pero es tu culpa. ¿O es que ya no te intereso?". Y él calmadamente te mirará (o por el teléfono porque muchas veces la verborragia viene acompañada de la estupiditis que te da por apretar las teclas de tu teléfono para comunicar el vómito de palabras que se acerca) y dirá "¿te parece si hablamos mejor otro día cuando estés más calmada?". Y BOOM. Ladies (y no tan ladies), c'est la vie. También fue demostrado que la voz femenina llega a agotar a un hombre (y después nos preguntamos por qué terminaron con nosotras).

Creo que todos tenemos que entender que es parte de nuestra naturaleza. Nuestra verborragia es culpa de nuestro desarrollo cerebral. Y el hecho que él piense solo en sexo en vez de escuchar lo que tienes que decir, es parte de su desarrollo cerebral. Esa falta de habilidad para poder entablar una conversación con nosotras es compensada con su habilidad para pensar en sexo (lo cual hacen cada 52 segundos, mientras que nosotras solo una vez al día).

Pero nada como llegar al final del día y que un abrazo calme nuestros pensamientos. "Eres un idiota que no me escucha pero te quiero", "Eres una histérica quejosa, pero te quiero". Será como el amor serrano, más te pego más te amo.