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Coco and Me

17.4.10
Hoy salió el sol luego de una semana de frío. Así que decidí no solo lavar mi ropa (y aprovechar que no se iba a mojar de nuevo con la lluvia dado a que no había ni una sola nube en el cielo) sino que aproveché en darle un baño a Coco (que ya se notaba que le hacía falta). Así que me puse mi short del gym, un polo X y mis sandalias, dispuesta a mojarme.

Coco le tiene miedo a la manguera, problema número 1. Así que cuando vio el agua saliendo de la manguera la cobarde salió corriendo. Coco es muy grande como para meterla en el lavatorio de la lavandería, problema número 2. Así que tenía que ver la manera de poder mojarla y bañarla sin que escapara. Le puse la correa pero la astuta se escabulló. Así que opté por el factor sorpresa. Llené el balde de agua y jugué a carnavales. Me odió un rato pero luego vino a mí toda mojada. Aproveché en echarle su shampoo y lavarle todo lo que pude mientras intentaba que no huyera. El problema fue que cuando quise enjuagarla, se escondió y ya conocía el truco del balde con agua así que tuve que traer sus juguetes para atraerla. Finalmente lo logré (luego de haber entrado incluso a la casa a esconderse con el shampoo en el cuerpo). Varios litros de agua después, barro por todos lados (porque estábamos en el jardín) y las piernas mojadas, bañé a Coco. Me sentía en la gloria hasta que Coco empezó a correr por el jardín, se metió en el barro y se ensució de nuevo.

Después de almorzar, me senté a esperar que mis toallas secaran (ya se que no debo esperar a lavarlas juntas porque al final me quedo sin toallas limpias o secas) antes de bañarme, y decidí sacar a Coco a pasear un rato. Mi amiga vino con su bicicleta nueva así que salimos a caminar un rato. Un rato se convirtió en tres horas. Mil paradas en casi todos los árboles y postes. En el camino, descubrí que Coco le tiene miedo a los trenes. Cuando empezó a sonar el timbre que indicaba que el tren se acercaba, Coco se empezó a desesperar. Cuando el tren llegó Coco quería irse. Y cuando el tren sonó su pequeño "chu-chu" Coco salió disparada en el sentido contrario (y con ella, iba yo tratando de jalonearla, y digamos que Coco parecía que me sacaba a pasear a mí). Me di cuenta también que debí haberle llevado agua porque la pobre estaba literalmente con la lengua afuera. Me enteré que la vez que me caí (me caí hace un par de días) me lesioné el tobillo, y me dolía al caminar (eso me di cuenta luego de correr de regreso a casa con Coco). Luego las 2 regresamos caminando lentamente porque estábamos cansadas. Coco hizo un amigo, un pequeño no-se-que-raza-pero-era-enano que le dio besito esquimal (la noche de las narices mojadas). Finalmente llegamos a casa, tomamos litros de agua y Coco se tiró a descansar. Yo la acompañé luego de bañarme (y secarme con toallas limpias y secas).


Empezando el recorrido ...


Coco and me


Vimos Sweet Home Alabama y ahora Coco descanza mientras yo escribo y veo Chuck y Larry. Finalmente le agarré cariño a Coco cuando mi landlord se entera que tenemos una perra y la quiera fuera.


The bitches in my house

11.4.10
Todo comenzó así: Sasha (mi housemate) se sentía sola y decidió que la mejor manera de no sentirse sola era teniendo un perro. Yo no pensaba gastar ni un solo dólar en un perro pero ella accedió a pagar todo porque sí o sí quería uno. Encontró que una señora vendía a su perra de 5 meses (Malamute ... wikipedia knows it all) a AU$250. Alquiló un auto para recogerlo (que le salió en AU$120 porque como era Semana Santa tenía que quedárse con el auto 4 días), y yo accedí a acompañarla (ella necesitaba que alguien vaya con ella porque no sabe hacer nada sola).

El perro (que hasta ese entonces solo se llamaba "two" -porque fue la 2da en nacer pero a mi me sonaba a numbertwo del baño-) no era un raza pura sino un mestizo. No chusco. Mestizo. Dicen que su papá era un Malamute puro (un sangre limpia) y su mamá era una mezcla de algo con algo, pero cuando la ví (a la mamá de two) era más chusca y negra que perro de Centro de Lima (y aquí vino el comentario racista). Así que esta perra (two) (una sangre sucia como dirían los seguidores de Voldemort) era una mezcla del Malamute con la negra (y así como en la época de la conquista española salen los mestizos, así salió esta perra). Pero tampoco me malinterpreten, no todo perro chusco es feo ni malo. Mi hijo querido y adorado, homosexual hasta la médula, y sin huevos por culpa de mi madre, es chusco. Bueno, nos lo vendieron como un Shit-zu sangre limpia pero conforme pasaron los años le empezaron a salir rasgos de Pekinés. Todo un lío el que mi mamá hizo con Indecopi y la tienda que nos la vendió (la del Jockey Plaza). En fin, mi perro al final es más bonito siendo un Peki-zu sangre sucia que siendo un raza pura (porque, ¿han visto como son de feos esos perros?).

Anyway, mil horas después Sasha quería al perro. A mi la verdad no me movia ni un pelo (y eso que a mi me gustan los perros, pero no era algo así que dijera "me muero por este perro, lo quiero ahora"). Nah. Cero química. Así que pagó, nos la llevamos, y luego de hacer popó en la calle (en medio de la calle, ante la mirada juzgadora de miles de personas), llegamos a casa. Obviamente en el pequeño cerebro de mi querida housemate, no se le ocurrió que cuando trajera al perro a casa este no iba a tener comida ni cama (esta chica cuando de a luz llevará a su hijo y se dará cuenta que no compró la cuna). Así que tuvimos que dejar a la perra sola en una casa nueva, en el jardín, por dos horas, mientras íbamos a comprar su comida, platos, cama, etc etc etc. Finalmente regresamos a casa para encontrar a la perra en la sala. Y he aquí donde seguramente ustedes se preguntaran (y si no, mal hecho por no preguntarse esto) tal como nosotros nos preguntamos "¿Cómo coños (otra palabra que se me pegó luego de andar leyendo libros en traducción española) entro el perro a la casa? Llegamos a la puerta del jardín y esto fue lo que encontramos:


La perra había arañado la puerta de triplay (porque esa puerta es un chiste realmente, de verdad parece de triplay) y había sacado cuanta madera pudo para poder hacer un hueco y pasar por ahí arañándose toda su humanidad (perdón, ¿su perrocidad? ¿caninidad? ¿guau-güidad?) y llegar dentro de la casa. Pero porque era su primera noche (y bueno, a decir verdad, la puerta ya no funcionaba como barrera) dejamos que la perra se quede dentro de la casa. La sacamos, le encontramos nombre (Coco, y no por Channel porque definitivamente, no huele a Channel), no orinó ni michi en todo el camino y la dejamos en su cama para que duerma. La perra amaneció jateando en el mueble, se había orinado en tooooda la cocina, había destruído el control remoto de la TV y no contenta con eso, también mordisqueo el enchufe del otro televisor (esta perra no quería que vieramos Ben Hur en Semana Santa).



Resulta que mi querida housemate, no tenía idea de lo que significa tener un perro. No sabía que había que entrenarla, que había que regañarla cuando hace algo mal (la genial idea del cucurucho, el periódico enrollado con el que golpeas el piso y dices "no!"), que tiene que acostumbrarse a sus horarios de comida y que tiene que saber dónde orina y dónde duerme. Supuestamente, la idea era que la perra durmiera en el garaje, pero como es una marica entonces no quiere siquiera pisar el garaje porque le da miedo. Hasta la fecha, duerme en la lavandería. Y cuando Sasha le deja la puerta abierta para que entre a la sala, la encuentras durmiendo tirada en el mueble. Al final, quien está entrenando a la perra (a las 2, Sasha y Coco) soy yo (a Sasha la entreno para que entrene a la perra y a la perra la entreno para que no domine a Sasha). Aun así, la perra me adora (Coco, no Sasha).

Esta perra es la versión Australiana de Marley & Me ... Coco and Me.



5 sentidos

4.4.10
Este fin de semana largo, pese a las locuras de coco the nutcracker, decidí salir a disfrutar de un momento sin computadoras, ni compras ni nada. Solo salir a caminar y detenerme a escuchar, mirar, tocar, probar, sentir.

Llegando empezó a correr harto viento y hacía demasiado frío así que decidimos ir a tomar un café, y lo más cercano era Starbucks (donde no solo me tomé un vanilla latte sino que me encantó y por eso devoré mi muffin de manzana y canela).


Saliendo de Starbucks, me detuve a escuchar a esta chica que toca el violin (y me detuve a mirar su violin y a escuchar qué sinfonía tocaba). No vaya a ser que de ahi sea como el violinista de la estación del tren. Pero no, le faltaba mucho todavía. Aun así, le dejé unas monedas.


Al cruzar la calle, me encontré con un tanque gigante y algunos niños alrededor. Estaban haciendo "Diving for the kids", un intento para ganar el record Guiness, donde dos buceadores se meten en un tanque de agua y permanecen ahí por dos días enteros. Van a salir de ahí con las manos de abuelitos.



Siguiendo mi recorrido por Federation Square, vi que había un montón de gente mirando algo, así que de chismosa fui a ver. Resulta que del no se cuando de marzo hasta el no se cuando de abril está el Comedy Festival, en diferentes lugares de la ciudad. Así que estaban haciendo publicidad, mostrando algunos de los shows que están presentando los diferentes comediantes.



El que estaban presentando era el de un par de acróbatas canadienses que de verdad fueron de harta ayuda (sin que se den cuenta) porque eso era lo que necesitaba ese día, a good laugh (the big laugh out). Así que me olvidé del frío, y me olvidé de cómo estaba, y me divertí mirando a ese par.


Ya en el último recorrido antes de volver a casa encontré a este ser que estaba haciendo street comedy (normalmente eso hacen los domingos en la ciudad pero el comedy festival les está quitando gente jaja). Así que como el personaje este estaba jugando con fuego, me detuve a tomar un par de fotos (no tenía trípode así que no salieron muy bien que digamos). Mientras tomaba las fotos escuchaba mas o menos lo que decía y entendía lo que pretendía hacer. Su próximo número era subirse a su monociclo, hacer malabares y no se qué más. De pronto recordé que hace unos meses yo había visto un show similar donde un broder hacía lo mismo pero con una pecera en la cabeza (y Nemo dentro de ella). Ya había llamado a un par de voluntarios para que le cogieran el monociclo y estaba segura que ahora llamaría a una chica para que le pasara los tres cuchillos (sables o machetes) que tenía para que haga sus malabares. Cuando menos me dí cuenta, yo era ella. La de morado estaba parada con tres sables en la mano preguntándose qué pasaría si tiraba muy bajo los sables y estos no llegaban a su mano sino a otra parte del cuerpo. Pero al final lo hice bien. O al menos mejor que el niño que sostenía el plátano (a quien le dio pánico escénico y se orinó).


Ese fue mi día de los 5 sentidos.
Luego coco se hizo caca en la calle. Así que también olí. Y coco, no huele nada a chanel.

Coco, the nutcracker

2.4.10
Una conversa sobre nuestro nuevo perro (bueno, perra). A quien yo llame Coco.

Sasha: I wanted her name to be something like a warrior thing
Sooz: Like Xena, the princess warrior
Sasha: Yeah, but not Xena, something else
Sasha: ...
Sasha: ...
Sasha: What was Barbie's name ?
Sooz: Ehm, Barbie?
Sasha: Nooo, like, I dunno, she has other names too
Sooz: ...
Sasha: Like in the movie, she has movies, she has a name
Sooz: The only movie I know is Barbie and the nutcracker. Haha. The nutcracker. That's a warrior thing. Coco, the nutcracker. Don't mess with me, or I'll crack your nuts. I'm the nutcracker. Hahaha.
Sasha: Haha ... ehm ... ¬¬
Sooz: Hahahahahahahahahahahahahaha the nutcracker ...


Esta es Coco, the nutcracker. Y también poo-maker.